La miel sirve para la tos seca

Remedios caseros para la tos seca nocturna
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La tos puede ser uno de los síntomas más molestos de combatir cuando aparecen los virus del resfriado y la gripe estacionales. Los estornudos, la secreción nasal y el dolor de garganta suelen desaparecer a los pocos días, pero la tos puede persistir durante semanas. Incómoda, irritante, molesta y a veces incluso dolorosa, la tos puede afectar seriamente a la calidad de vida: seamos sinceros, nadie quiere estar tosiendo en el teatro o en una reunión de trabajo importante.
La tos también puede alterar el sueño nocturno, creando un círculo vicioso frustrante, ya que el sueño reparador es una de las mejores formas de reforzar el sistema inmunitario, deshacerse de los restos de un virus y recuperar el bienestar.1
Así que no es de extrañar que muchos de nosotros corramos al farmacéutico en busca de remedios para la tos, o incluso roguemos al médico de cabecera que nos dé antibióticos. Pero las últimas pruebas demuestran que recurrir a la ayuda farmacéutica es, en el mejor de los casos, tirar el dinero, e incluso puede hacer que nos sintamos peor.2
¿Qué es exactamente la tos? Cuando estás despierto por la noche, maldiciendo a tu tos por empezar cada vez que intentas acostarte, probablemente no te paras a pensar que tu cuerpo está haciendo algo útil, en realidad, esencial. La tos se debe a un acto reflejo para eliminar la mucosidad de las vías respiratorias -por ejemplo, cuando estás resfriado- o para expulsar sustancias irritantes como el polvo. Hay dos tipos principales:
¿Puede la miel detener la tos seca?
Beber té o agua de limón caliente mezclada con miel es una forma tradicional de aliviar el dolor de garganta. Pero la miel por sí sola también puede ser un supresor eficaz de la tos. En un estudio se administró a niños de 1 a 5 años con infecciones de las vías respiratorias altas hasta 2 cucharaditas (10 mililitros) de miel antes de acostarse.
¿Qué tipo de miel es buena para la tos seca?
¿Y la miel? Un estudio publicado en 2007 evaluó la miel de alforfón y descubrió que era superior a la ausencia de tratamiento e igual al dextrometorfano con sabor a miel para reducir la gravedad de la tos y mejorar el sueño de los niños y sus padres.
¿Por qué la miel es buena para la tos?
Como la miel es una sustancia espesa, pegajosa y húmeda, forma una especie de barrera que alivia y protege la garganta. Este es el principal motivo por el que resulta tan beneficiosa para quienes padecen tos.
Frecuencia de administración de la miel para la tos
La tos seca se conoce como tos no productiva, ya que no produce moco ni flema. La tos seca se produce cuando se inflama o irrita la parte posterior de la garganta y suele estar causada por un resfriado común o la gripe. También puede deberse a factores externos como la contaminación, las alergias, el humo, el polvo y el smog.
Es importante que te mantengas hidratado, ya que beber líquidos diluirá la mucosidad del goteo postnasal y mantendrá húmedas las membranas mucosas. Fortificar su cuerpo con abundante agua mantendrá la garganta húmeda y reducirá los síntomas de picor.
La menta, que contiene mentol y tiene propiedades antibacterianas y antivirales, también puede aliviar el dolor de garganta y la tos seca. La mejor forma de tomar menta piperita es difundir 4-5 gotas e inhalarlas. También puede aplicar 2-3 gotas en el pecho o en la nuca.
El eucalipto es un aceite esencial que puede ayudar a aliviar la tos seca actuando como descongestionante. Existen diferentes formas de utilizar este aceite esencial. Las más comunes incluyen: añadir unas gotas al agua caliente de la tetera, como inhalador de vapor, o poner unas gotas en el pecho y la garganta. La popular marca Vicks VapoRub, por ejemplo, contiene aceite de eucalipto.
Cómo utilizar la miel para la tos en adultos
Innumerables generaciones han utilizado la miel para la tos y la miel para el dolor de garganta. De hecho, estos pueden ser dos de los beneficios más conocidos de la miel para la salud. Pero, ¿sabía por qué la miel es buena para la tos y para el dolor de garganta? Siga leyendo para saber más sobre este regalo curativo de la naturaleza.
Los estudios clínicos avalan el uso de la miel para la tos y la miel para el dolor de garganta. En un estudio de 2007, 105 niños con síntomas de tos recibieron miel, jarabe para la tos o nada antes de acostarse. La miel ocupó el primer lugar en la reducción de la frecuencia y la gravedad de la tos. En un estudio similar de 2010, la miel ocupó el primer lugar en la reducción de la frecuencia y la gravedad de la tos. La miel también mejoró la calidad del sueño. Y en un estudio de 2012, se administró miel o un placebo similar a la miel a niños con infecciones respiratorias. A todos los niños que tomaron la miel les fue mejor que a los que recibieron el placebo. En 2013, basándose en estos y otros estudios, dos pediatras recomendaron la miel para la tos como el mejor tratamiento para los niños pequeños (de 1 a 5 años) con problemas respiratorios superiores. NOTA: La miel cruda nunca debe administrarse a niños menores de 1 año.
Leche y miel para la tos
La miel es un sabroso complemento para bebidas y dulces como las tortitas, pero lo más importante es que tiene cualidades medicinales y curativas. Investigaciones recientes han puesto de relieve estas características positivas en relación con el tratamiento de la tos. En el blog de hoy, examino este tema con un poco más de detalle. Además, si eres fanático de los remedios naturales, ¡también tengo algunas opciones más para curar la tos para discutir!
A finales de 2018 se publicaron nuevas directrices sobre el tratamiento de la tos. Juntos, Public Health England (PHE) y el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) recomendaron el uso de miel para tratar la tos sobre los antibióticos y otros medicamentos convencionales.
Estos consejos sanitarios afirman que la miel podría reducir la gravedad y la frecuencia de la tos.1 También afirman que la miel podría reducir la gravedad de una tos aguda cuando es consecuencia de una infección de las vías respiratorias superiores. La tos aguda es la que persiste durante un breve periodo de tiempo, normalmente días o semanas en lugar de meses.